La sostenibilidad se ha convertido en un valor fundamental en mi producción artística. Recientemente, tuve la oportunidad de trabajar en la obra La prueba de los ingenios dirigida por Noelia Perez, que se estrenó en junio durante el Festival de Teatro Clásico de Alcalá de Henares. Desde el principio, sabía que debíamos abordar el proyecto de manera creativa pero el festival nos ofrecía un presupuesto muy bajo y la gira de la obra no estaba garantizada, así que comprar todo el vestuario para pocas representaciones no era una opción .
Con estas condiciones en mente, insistí en la importancia de encontrar materiales de calidad sin necesidad de realizar grandes compras. Afortunadamente, todos los miembros del equipo éramos egresados de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, lo que facilitó la aprobación de una cesión por parte de dicho centro. En lugar de comprar vestuario, decidimos solicitar la cesión de materiales de producciones anteriores. Esto no solo nos permitió reducir costos, sino también fomentar una cultura de reutilización y colaboración en el sector.
La propuesta de cesión fue aprobada, lo que resultó en un acceso valioso a una variedad de vestuario que, de otro modo, habrían permanecido almacenados. Al reutilizar estos materiales, no solo logramos una estética rica y coherente para La prueba de los ingenios, sino que también contribuimos a un enfoque más sostenible en la producción teatral.
La escenografía, que decidimos simplificarla para centrar la atención en el enredo de los personajes, fue prácticamente construida con piezas de segunda mano: los telones rosas nos los cedió la productora Bella Batalla del espectáculo Sucia, los cuales ya habíamos utilizado previamente en nuestro espectáculo Los prodigios. La escalera la compramos de segunda mano y los taburetes, que también eran de Los prodigios, los tapizamos con un telón sobrante.
La experiencia de trabajar en La prueba de los ingenios me reafirmó que la cesión de materiales es una solución no solo viable, sino necesaria para las producciones teatrales con y sin gira, pero especialmente aquellas que se crean en un contexto de festival o residencia y no van a utilizarse durante grandes periodos de tiempo. A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, espero que más compañías adopten este enfoque y se unan al movimiento hacia un teatro más consciente y responsable.
Al final, la colaboración y la reutilización no solo son beneficiosas para el medio ambiente, sino que también enriquecen nuestra práctica artística y nos conectan más profundamente con la historia y el legado de las obras que representamos.
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