De la basura al escenario: objetos cotidianos en la dramaturgia visual

De la basura al escenario: objetos cotidianos en la dramaturgia visual

De la basura al escenario: objetos cotidianos en la dramaturgia visual 1280 853 admin

En el teatro, cada elemento en escena tiene un propósito. No se trata solo de construir un espacio, sino de contar una historia a través de la materialidad de los objetos. En «Ya no queda nada de todo esto», dirigida por Ines Collado e Irene Doher, decidimos apostar por esta idea, integrando rótulos de comercios reales recuperados gracias a una cesión del colectivo Paco Graco. Esta decisión no solo aportó una riqueza estética y simbólica a la obra, sino que también supuso un desafío técnico y logístico.

Sobre Paco Graco y su conexión con nuestra obra

Paco Graco lleva años rescatando los rótulos de comercios que desaparecen, símbolos de un Madrid en constante transformación. En su trabajo, estos elementos se convierten en testigos mudos de los efectos de la gentrificación, el desplazamiento y la mutación del tejido urbano, y esto encaja directamente con la temática de Ya no queda nada de todo esto. Es más, la Exposición que hicieron en CentroCentro No va a quedar nada de todo esto fue la que dio nombre a nuestra pieza . Para nuestro montaje, recontextualizamos estos carteles en el Mercado Maravillas, evocando la memoria del distrito de Tetuán y poniendo en valor la identidad colectiva que alguna vez representaron.

Ventajas y desventajas de trabajar con objetos reales

Trabajar con materiales rescatados tiene un poder innegable: aportan autenticidad, historia y un peso simbólico imposible de replicar con reproducciones. Cada rótulo en nuestra escenografía llevaba consigo la huella del tiempo, marcas de uso y tipografías que hablaban de otra época. No era solo un decorado, era un personaje más en la escena.

Sin embargo, también nos enfrentamos a retos importantes. Los objetos históricos no siempre están diseñados para ser manipulados en un montaje escénico. Tuvimos la suerte de que la instalación eléctrica estaba cambiada y no era original (de otra manera no los podríamos haber iluminado). Sin embargo nos retrasó bastante el montaje tener que adaptar los enganches in situ, ya que no habíamos podido disponer del material con antelación.  Algunos rótulos eran pesados, difíciles de transportar y, sobretodo,  muy frágiles. Además, al ser piezas únicas, cualquier daño o rotura era irreversible.

Una anécdota del proceso

Uno de los rótulos que recibimos tenía una instalación eléctrica distinta. Durante el montaje, se estropeó y Pablo Villa, nuestro querido productor, fue en búsqueda de ese tipo de bombillas. Fue a varias tiendas de iluminación y no las encontró, pero justo saliendo de la tienda vio que el camión de la basura se iba a llevar un mueble que tenía pegadas ese tipo de bombillas y antes de que lo cargaran en el camión les pidió unos minutos para llevárselas. Las probamos y funcionaron ¡literalmente de la basura al escenario!

Salvar objetos, rescatar historias

Incorporar materiales rescatados en el proceso creativo no solo es una apuesta por la sostenibilidad en el teatro, sino también una manera de dotar a la escena de una dimensión más profunda. Estos objetos, que podrían haber acabado en la basura, encontraron un nuevo significado sobre las tablas.

Este tipo de prácticas nos desafían a pensar más allá de los materiales convencionales y a ver en cada objeto desechado una oportunidad para narrar algo nuevo. ¿Y tú? ¿Has integrado alguna vez objetos rescatados en tu proceso creativo? ¡Cuéntamelo en los comentarios!

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